Amada mía, hoy vuelvo a escribirte
es
ese el destino al que fui llamado
pero
no como algo que deseo
sino
como una imperiosa necesidad
de
decirte que te amo.
Tal
vez no sean los versos más bellos
ni
tampoco la mejor de las poesías.
Tan
solo espero que estas humildes estrofas
sean
para la princesa más hermosa
un
precioso ramo de rosas.
No
pasa un minuto sin que piense en vos,
no
pasa un día entero sin decir que te amo,
y
así tampoco pasará toda mi vida
sin
que la felicidad de estar casados
nos
lleve a nuevos horizontes.
Nuevos
horizontes serán nuestros hijos,
aunque
también lo serán nuestras salidas,
noches,
tardes, días; idas y venidas
Será
una experiencia maravillosa
que
bien vale la pena ser vivida
Amada
mía, hoy vuelvo a escribirte
es
ese el destino al que fui llamado
y
en verdad sí es porque lo deseo,
pues
lo he comprobado mientras escribía
con
éste, mi amor más sincero.
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