En
el barrio de Versailles apareció un grupo de personas con
intenciones un poco dudosas. Decían que un oráculo de la calle
Lisboa les había dicho: “Publicarán
un libro de predicciones y no acertarán jamás”.
El oráculo tampoco acertó ya que, por falta de fondos, decidieron
editar una revista. Era la revista Noacertamus,
fundada (y fundida) por parientes lejanos (tan lejanos que casi no
son parientes) del famoso Nostradamus. Con el correr del tiempo esta
revista fue creciendo en ventas hasta superar a las publicaciones
deportivas, tan leídas en nuestro país.
La
publicación contaba con una serie de secciones, las que describiré
a continuación:
- Horóscopo chino: Era ininteligible. Estaba escrito en chino y muy pocos dominaban el idioma (ni siquiera los redactores, por lo que se duda que fuese chino).
- Poesías proféticas: Intentaban profetizar en verso. Veamos algunos ejemplos:
Si
usted es de Sagitario
Y
le gusta alguna mina,
Invítela
a la cantina,
No
se le haga el otario.
Bajo
el signo de Acuario
Le
irá bien un tiempito,
Trabajará
muy poquito
Y
aumentará su salario
A
los nacidos en Aries
Les
toca en esta semana
Cepillarse
a la mañana
Para
no tener más caries
En esta última estrofa, según los astros,
debían predecir que si no se cepillaban los dientes por la mañana,
se le pondrían los dientes amarillos. Como se ve no rimaba muy bien
y decidieron cambiar “dientes amarillos” por “caries”. Se
quejaban de la poca intuición poética que tenían los astros. Los
redactores de esta sección no acertaban jamás y eran capaces de
cambiar el destino con tal de favorecer una rima.
Esta
vez está de suerte,
Ser
de Tauro es redituable,
En
cuanto su esposa le hable
Se
encontrará con la muerte
El
último verso debió decir: “se solucionarán sus problemas
maritales”, pero como notará cualquier buen lector, “suerte”
y “problemas maritales” no riman.
- Predicciones deportivas: Predecían los resultados de los partidos de Primera “A”. Podían utilizar dos dobles, es decir, dos resultados distintos en dos partidos. Armaban una tablita, donde ubicaban de la izquierda a los locales y de la derecha a los visitantes. En el extremo izquierdo se ponía una cruz si se pensaba que ganaba el local, en el extremo derecho se ponía una cruz si se pensaba que ganaba el visitante, y en el medio de los dos equipos se colocaba una cruz si se creía que iban a empatar. El modelo1 es el siguiente:
-
L
E
VXSan Lorenzo
Boca
XSacachispasXHuracán
Como verá cualquier lector memorioso, no es otra
cosa que el PRODE (pronósticos deportivos).
- Correo de lectores: Los lectores enviaban cartas a la revista, opinando sobre las predicciones, el destino, la libertad, y la importancia del fútbol en la vida cotidiana.
Para una versión del I King
El
porvenir es tan irrevocable
como
el rígido ayer. No hay una cosa
que
no sea una letra silenciosa
de
la eterna escritura indescifrable
cuyo
libro es el tiempo. Quien se aleja
de
su casa ya ha vuelto. Nuestra vida
es
la senda futura y recorrida.
Nada
nos dice adiós. Nada nos deja.
No
te rindas. La cárcel es oscura,
la
firme trama es de incesante hierro,
pero
en algún recodo de tu encierro
puede
haber un descuido, una hendidura,
el
camino es fatal como la flecha
pero
en las grietas está Dios que acecha.
J.L.B.
El duelo o la refutación del horóscopo
Los
dos hombres nacen el mismo día, a la misma hora. Sus vidas no se
cruzan hasta que son enamorados por la misma mujer. Entonces se
encuentran y pelean por ella. Uno de ellos obtiene la victoria y el
amor. Al otro le corresponde el dolor, la humillación y quizá la
muerte. Los astrólogos han previsto ese día el mismo horóscopo
para los dos. Tal vez son erróneos los vaticinios.
O
tal vez se equivoca uno al pensar que el amor y la muerte son
destinos distintos.
A.D.
Cálculo
de probabilidades
Cuando
un adivino predice prosperidad y otro predice pobreza, uno de los dos
es un clarividente.
F.
M. A. V.
Sobre
el precio de la revista.
Si
no bajan el precio, no la compro más.
- Predicción inútil: Predecían cosas sin sentido. Solían escribir: “Predecimos que por lo menos una persona leerá esta oración”. Cualquier lector que la leía era un involuntario colaborador de los astros. Si nadie la leía, el fracaso pasaba inadvertido. Igualmente siempre hay alguien que la lee, excepto que el redactor de la página escriba con los ojos cerrados, el corrector no la revise, y a nadie se le dé por hacerlo.
La única predicción que acertaron
fue la que escribieron en su último número: “Este será
nuestro último número”. Algunos dicen que más que una
predicción fue una información para los millares de lectores que la
leían. Lo cierto es que desapareció y ya nadie se embarcó en una
empresa de tal calibre.
1
Es sólo a modo de ejemplo, ya que el segundo partido corresponde a
Primera “D”.
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